Isshukan Friends
Sensación: plácida contemplación con paréntesis de frustración.
Ritmo: al de una mota mecida por la brisa del atardecer.
Ideal para: un momento de intimidad.
Destaca por: la exploración del límite entre el amor y la amistad.
Presta oído a: sus notas suspendidas de piano.
Clave visual: sus acuarelas de tonos suaves y pálidos.
Para amantes de: las historias emotivas que no dramáticas.
Sorprendente por: lo armónico de su puesta en escena.
Isshukan Friends, la serie de 2014 que adapta el manga de Matcha Hazuki, es uno de esos anime que uno revisita cuando necesita reconfortar su interior. Es como una taza de té que se saborea despacio y su tenue sabor persiste en el paladar. A caballo entre el drama y una sutil comedia romántica, trata sobre el sentido de la amistad, pero, sobretodo, del delgado umbral, a veces infranqueable, que puede separarla del amor.
Kaori es una chica solitaria que erige un muro impenetrable a su alrededor. De forma fría y contundente corta por completo todo intento que hagan sus compañeros de clase para acercársele. Yuuki, quien va a su misma clase, no puede evitar sentirse atraído por Kaori y un día descubre una pequeña fisura en su porte distante. Animado por su amigo Shougo, decide tomar el riesgo y se le acerca. Aunque Kaori muestra resistencia, Yuuki no tarda en descubrir una persona opuesta por completo a la imagen que proyecta. Todo parece ir bien y estar haciendo avances cuando al llegar el viernes Kaori le pide cortar por completo la comunicación. Le pide que se olvide de ella, como ella se olvidará de él.
Isshukan Friends se presenta como una estructura cíclica que parece repetirse episodio tras episodio. El transcurso de una semana, el recurrente escenario de la terraza del instituto, el cielo azul, eterno, y río con el agua que fluye lentamente. Como las notas del piano suspendidas de su banda sonora, estos elementos se integran en la composición. Funcionan tanto como motor, como metáfora de las preguntas que se lanzan ¿qué es la amistad? ¿Qué la separa del amor? ¿Amamos de forma egoísta? Son preguntas abiertas, en las que la serie no busca respuesta, se limita a mostrarlas. Para ello usa no solo la relación en primer plano de Kaory y Yuuki, sino también se apoya en aquellos personajes que los acompañan, en especial Shougo, el amigo del alma de Yuuki, y la pequeña Saki, quien se integra más tarde al grupo. Todos ellos con sus virtudes y sus defectos, no buscan tanto gustar al espectador como servir al objetivo último de la historia.
La historia se nos presenta en primera persona a través de Yuuki. Será él su motor y cuyos pensamientos compartiremos. Es un personaje dubitativo y, aunque de buen corazón, egoísta. No solo lo humaniza, sino que sirve de instrumento de análisis. Kaori por su parte, ha estado encerrada en sí misma tanto tiempo que no comprende el verdadero interés que tiene en ella Yuuki. Por otro lado, Shougo juega un doble papel, el de la voz interior que nos mueve y confronta con la realidad a la par que se emplea para explorar otra relación platónica. Saki no tiene filtros, ni capacidad de reflexión. Nos sirve de espejo para reflejar como sobreanalizamos en lugar de actuar. Se añadirá al cuadro un último personaje que evidencia la fragilidad de las relaciones que creamos y el peso del pasado.
El anime en su conjunto está diseñado como alegoría de la particular situación de Kaori. Una paleta apagada dominada por los tonos apagados azules y verdes para el día y ocre para la noche con frecuentes márgenes difusos en blanco logra conferir una sensación de vaguedad, casi onírica. La alternancia entre vacíos musicales que resaltan los diálogos y las notas suaves del piano incrementan la sensación de proximidad. La omnipresente azotea de la escuela se convierte casi en una prisión abierta, un espacio difuso en el que la valla separa el círculo en el que están atrapados de su horizonte. Aunque la historia no es una tragedia, parece cargada de profunda pero sutil tristeza más que melancolía. Es un arte que nos arropa y viste a la perfección la atmósfera de la historia. Las interpretaciones, íntimas y cercanas se suman a toda la ecuación. Y es que el anime cuenta con grandes veteranos como Sora Amamiya dando voz Kaori (Akame en Akame ga Kill!, Touka Kirishima en Tokyo:Ghoul o Chizuru Ichinose en Kanojo, Okarishimasu) o Yoshimasa Hosoya para Shougo (Reiner Braun en Shingeki no Kyojin, Fumikage Tokoyami en Boku no Hero Academia) quienes ayudan a dar carácter a la narración.
Sería injusto pasar por alto la existencia de una película de acción real que adapta también el manga. El film está protagonizado por Kento Yamazaki en el papel de Yuuki y Haruna Kawaguchi como Kaori, quienes en el momento de su rodaje tenían 23 y 24 años a pesar de interpretar a dos chicos de instituto. La película se toma grandes licencias para adaptar al medio convirtiéndola en una película romántica de éxito considerable en Japón (5.7 millones de dólares en recaudación). Sin embargo, la afición quedó dividida al perder el tono del anime para adoptar un formato de romance más convencional ejecutado para ellos además de forma bastante pobre.
Por fortuna, ver el anime de Isshukan Friends es como recostarse en el sofá con la luz apagada escuchando a Debussy. Una experiencia que requiere dejarse arrastrar por los sentidos, en este caso la vista y el oído. No es un anime para impacientes o quienes buscan un desarrollo más convencional. Su propuesta entre minimalista e íntima, le confieren un carácter especial, pero que es fácil que por ello sea incomprendida. No pocos esperan de la historia un romance más sin acabar de comprender el rol de cada uno y por ello acaban decepcionados. Para otros en cambio, se convierte en una hermosa historia circular a la que poder regresar.
- Título Original
- 一週間フレンズ。
- Estudio
- Brain's Base
- Obra Original
- Manga (Matcha Hazuki)
- Director
- Tarou Iwasaki
- Emisión
- Primavera 2014
- Episodios
- 12 (23 min)
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